La columna de esta semana se titula<br>Casseli. En 1974 convenía ser<br>complaciente, pero Caseli fue<br>desafiante.<br>La selección chilena de fútbol viajaba a<br>jugar el Mundial de Alemania al que<br>había clasificado con el infame Gol<br>Fantasma. Tras un empate en el partido<br>de ida en Moscú, la Unión Soviética se<br>negó a jugar la revancha en el estadio<br>nacional, que había sido convertido<br>después del golpe en un gigantesco campo<br>de concentración y tortura. Sin rival,<br>la dictadura armó un show para celebrar<br>la clasificación. Los jugadores chilenos<br>avanzaron por la cancha vacía hasta<br>meter la pelota en el arco opuesto. Como<br>capitán, Francisco Chamaco Valdés fue el<br>encargado de hacer el gol. El mismo<br>chamaco que había recorrido las galerías<br>del estadio para ubicar y rescatar a<br>Hugo Lepe, ex seleccionado que era uno<br>de los miles de presos políticos del<br>Nacional.<br>Un gol fantasma en un estadio poblado<br>por los fantasmas de los asesinados.<br>Los futbolistas fueron convocados al<br>edificio Diego Portales para la<br>despedida oficial, pero uno de ellos<br>decidió no participar. Cuando llegó la<br>hora de los saludos y la arenga del<br>dictador, el goleador se apartó del<br>grupo. Al día siguiente, la segunda<br>publicó una nota denunciando el comillas<br>espectáculo penoso de Casseli, quien<br>rehusó darle la mano al presidente de la<br>junta. Quizás si le faltó la compañía de<br>Gladis Marín, ironizaba el diario. Marín<br>estaba asilada ante la orden de captura<br>en su contra. Con esa publicación<br>pretendieron humillar a Casseli,<br>intimidarlo y en cambio lo convirtieron<br>en un icono. Camino al aeropuerto,<br>Casseli y otros hicieron que el bus de<br>la selección se desviara para pasar por<br>la penitenciaría, donde estaba<br>encarcelado el ex médico de la<br>selección, Álvaro Reyes, perseguido por<br>haber salvado la vida de Payita cuando<br>ella llegó a la posta central después<br>del golpe. Los futbolistas le entregaron<br>un banderín firmado por todos ellos. al<br>prisionero Reyes.<br>En 1983<br>convenía quedarse callado, pero Casseli<br>levantó la voz.<br>Tras el desafío del Diego Portales, la<br>madre de Casseli fue arrestada y vejada<br>y el goleador fue excluido de la<br>selección chilena que debía enfrentar a<br>Perú por el paso al Mundial de Argentina<br>1978.<br>por orden del general Eduardo Gordon,<br>timonel del fútbol chileno y subdirector<br>de Carabineros.<br>Chile se quedó sin su mejor goleador y<br>fue eliminado por Perú. Quien celebró<br>fue el dictador peruano Francisco<br>Morales Bermúdez, quien saltó a la<br>cancha del Estadio Nacional de Lima, se<br>puso la camiseta 14 del capitán peruano<br>y cantó el himno nacional A todo pulmón.<br>La dictadura chilena aprendió la<br>elección y levantó el veto. Caseli<br>volvió a Colo Colo, donde fue<br>trigoleador del campeonato y a la<br>selección a la que llevó al<br>vicecampeonato de América y clasificó a<br>un nuevo mundial, el de España.<br>Entonces, al mismo tiempo, llegaron el<br>penal fallado, la devaluación del peso,<br>el desempleo masivo, el PEM, el POJ y<br>las protestas. El 11 de septiembre de<br>1983, con el país convertido en una olla<br>a presión, Chile y Uruguay jugarían en<br>el Estadio Nacional. Y a Rolando Molina,<br>el acérrimo pinochetista a cargo del<br>fútbol chileno, no le pareció buena idea<br>arriesgarse a que Caseli hiciera un gol<br>ese día. Al mejor goleador de Chile lo<br>vetaron de nuevo, pero él no se dejó<br>intimidar, respondió con una valiente<br>entrevista a un joven reportero llamado<br>Aldo Chapacase en la revista Deporte<br>Total.<br>En Chile debe haber elecciones", decía<br>Caseli, quien pedía la salida de<br>Pinochet y se definía como socialista.<br>A Caseli le podían quitar la camiseta de<br>la selección, pero no lo podían dejar<br>callado.<br>En 1988<br>convenía ser tibio, pero Casseli se la<br>jugó. A días del plebiscito, la<br>dictadura usaba todas las armas para<br>ganar. Gasto público desenfrenado,<br>campañas del terror, Pinochet sonriente<br>y de civil cortando cintas por todo<br>Chile. Y la Colotón, un programa<br>transmitido por Televisión Nacional en<br>que magnánimo el dictador regalaba 300<br>millones de pesos para terminar el<br>estadio de Colo Colo. Spoiler, nunca<br>entregó ese dinero. No contaban con<br>Casseli en uno de los momentos más<br>memorables de la franja del no. El gran<br>ídolo de Colo Colo apareció junto a su<br>madre denunciando la tortura que había<br>sufrido y llamando a votar por la<br>democracia.<br>Fue un momento inolvidable en cadena<br>nacional y para todo el país, un<br>instante de pura verdad frente a una<br>máquina de propaganda.<br>En 2015 convenía ser diplomático, pero<br>Casseli fue sincero.<br>Cuando era agregado en la embajada de<br>Chile en España, dio una entrevista<br>criticando los nexos entre Podemos y la<br>dictadura venezolana. El titular era No<br>me parece bien que Podemos hable de<br>libertad y reciba bajo la mesa dinero de<br>Maduro. El gobierno de Bachelet le<br>exigió retractarse. Él se negó. Lo<br>amenazaron con despedirlo. Él se fue.<br>Tenía, dicho sea de paso toda la razón.<br>Tal como en 1974,<br>sí, Pinochete era un tirano. Como en<br>1983, sí debía haber elecciones. Y en<br>1988 sí debía volver la democracia. En<br>2015 también tenía la razón. Sí, la<br>izquierda española hablaba de libertad<br>mientras se aliaba a una dictadura.<br>En 2025, un derrotado excandidato trató<br>a Caseli de ignorante por una opinión<br>política que no le gustó y le exigió que<br>se eduque, que lea, que estudie.<br>La ignorancia es atrevida. Carlos<br>Caselli no solo fue uno de los mejores<br>futbolistas de nuestra historia. Además,<br>estudió tres carreras profesionales:<br>educación física en la Universidad de<br>Chile, administración de empresas en la<br>Universidad de Navarra y periodismo en<br>la USACH.<br>Ser ignorante no es dar una opinión como<br>lo ha hecho Celi toda su vida y con<br>bastante lucidez. Ser ignorante esposar<br>de rebelde mientras se repite un<br>discurso aprendido para defender los<br>intereses de algunos mecenas. Ser<br>ignorante es hablar a los gritos para<br>disimular que no se sabe de quién se<br>está hablando, de un ídolo eterno para<br>los chilenos y un icono de coraje para<br>el mundo entero. Caseli fue desafiante<br>cuando convenía ser complaciente.<br>Levantó la voz cuando convenía quedarse<br>callado. Se la jugó cuando convenía ser<br>tibio. Fue sincero cuando convenía ser<br>diplomático. Y así inscribió el nombre<br>de Carlos Humberto Caseli Garrido en el<br>Corazón de Chile.